En la anterior entrada sobre Varsovia, señalamos que las leyendas asociadas con el nombre de aquella ciudad, no tienen nada que ver con la versión de lingüistas e historiadores. Warszawa (en realidad, Warszewa) significa esencialmente “la propiedad de Warszew“. Simplemente y sin nada que añadir. Aunque la historia sobre el amor de un pescador y una sirena atrae a más de un corazón sentimental. Y hablando de eso, probablemente no haya en Polonia ciudad más sentimental que Cracovia. Ciertamente, también en este caso el nombre de la ciudad proviene de su gobernante, el legendario príncipe Krak. El mismo cuyos hijos (o el zapatero que contrató, no discutiremos aquí sobre este detalle) derrotaron al monstruoso dragón, y cuya hija prefirió ahogarse en el río Vístula antes de casarse con un hombre que no amaba. ¿Cierto?

Lamentablemente, no.

CRACOVIA SIN SOLUCIÓN

Si nos decidimos a profundizar el tema, buscando indicios en los diccionarios etimológicos, notaremos que casi todos los expertos tienen su propia idea al respecto.

Existe una hipótesis A sobre el gobernante eslavo Krak, basada en la premisa de que los nombres de las ciudades a menudo provienen de los nombres de sus fundadores (como en el caso de Varsovia, pero también de Poznań, Wrocław y muchos otros).

El autor del “Diccionario Etimológico” del 1927, Aleksander Brückner, está de acuerdo en que el nombre proviene de un “krak”, pero escrito en minúscula, que es una versión antigua del contemporáneo “kruk”, es decir cuervo. Un cuervo grazna en muchos idiomas de manera similar, incluso en español, y este sonido (crac, crac) sirvió como base de muchos otros nombres propios, especialmente entre los eslavos occidentales.

Los lingüistas más contemporáneos presentan otras teorías, en referencia a las características físicas del mismo lugar. Un conocido promotor de la lengua polaca, el profesor Jan Miodek, señala que originalmente el centro del asentamiento estaba ubicado alrededor de la colina Wawel (donde, hoy en día, podemos visitar la catedral y el castillo real). Estas áreas, cercanas a la curva del Vístula, eran fangosas y cubiertas de arbustos. Es justo la palabra polaca “krzak” (el arbusto) la que, según el profesor Miodek, dío comienzo al nombre de la ciudad.

A su vez, el historiador y profesor eslavista, Jerzy Nalepa, sugiere que el Vístula sí jugó un papel importante en toda la historia, pero por otra razón. Según él, “krak” significa nada más y nada menos que “una rama del río” y Kraków – ciudad a su orilla. Ciudades con nombres similares se encuentran en el este de Alemania y Austria, en las ciudades una vez habitadas por los eslavos: por ejemplo, Cracau, el distrito de la orilla derecha de Magdeburgo, Krackow, a pocos kilómetros de la frontera polaco-alemana, al suroeste de Szczecin, Krakow am See, al sur de Rostock etc.

A estas teorías podemos agregar otras voces que indican, que antes de convertirse en una ciudad, Cracovia era un cementerio donde los eslavos realizaban entierros rituales. El nombre entonces vendría de la raíz “rak” y no “krak”. (N.B. Uno de los cementerios más importantes de Cracovia se llama Rakowice). Al núcleo se agregó un sufijo “k-“, que ahora entendemos como “en”, y así de repente nos encontramos “en el cementerio”.

Como estas discusiones, como siempre, son puramente académicas, solo nos queda esperar a las siguientes ideas interesantes de los expertos historiadores y lingüistas. Porque, a pesar de su irresolución, siempre nos ayudan a curiosear brevemente en el fascinante mundo de nuestros antepasados.

La autora de este artículo se esforzó mucho para que no fuera inmediatamente evidente que ella misma es una orgullosa cracoviana. Y casi tuvo éxito. Sin embargo, no puede dejar de señalar aquí, que el nombre completo de su ciudad natal es, de hecho: Real Ciudad Capital de Cracovia y que es la única ciudad en Polonia con derecho a usar el emblema de Polonia en su escudo de armas. ¡Ahí lo dejamos!