Quizás sea un poco inesperado que un blog sobre el aprendizaje de polaco para hispanohablantes se ocupe de las palabras… españolas. No obstante, ¡aquí las tenéis!

Cuando una persona de habla hispana visita Polonia, ciertos usos de palabras en español pueden sorprenderle. Merece la pena tener en cuenta qué es lo que de verdad piensan los polacos cuando piensan que hablan español ;).

Fiesta, sjesta y maniana

El hábito de echarse una siesta (o „sjesta” en polaco) después del almuerzo no está tan extendido en Polonia (al menos en el grupo de edad de más de 6 años). A veces nos gusta hacer un descanso en un sillón, tomando algo que llamamos „drzemka”, pero el mundo de alrededor no suele pararse por ello. En la mente de los polacos, el fenomeno de „siesta” se asocia con “hacer mañana” (escritura original: „robić manianę”), que en los diccionarios de jerga se conoce como “ejecutar la tarea sin cuidado” o “hacer locuras”. Si se combina esto con el constante festejeo, que creemos caracteriza a los españoles, no es de extrañar que en el lenguaje familiar encontremos el dicho: “życie jak w Madrycie” (la vida como en Madrid). Significa “una vida próspera y sin preocupaciones” (- Widziałeś, Marek kupił sobie nowy samochód! – Ten to ma życie jak w Madrycie.” – ¡Viste, Marcos se compró un coche nuevo! – Este sí que vive la vida como en Madrid).

Un significado peyorativo tiene la palabra “maczo“, prestada claramente del español. Sin embargo, no conlleva ningún elemento verdaderamente condenable, relacionado con el chovinismo, machismo o la violencia doméstica. Al llamar a alguien “maczo“, más bien ridiculizamos su soberbia o excesiva familiaridad con las mujeres, al tiempo que destacamos la evidente falta de predisposición en este ámbito. („Patrz, jaki maczo!”, ¡Mira qué chulito es!).

Otras palabras que pueden sorprender a un hispanohablante son, por ejemplo: „parasol”, que se despliega en Polonia durante la lluvia (paraguas); „salsa”, solo en sentido de baile (agregaremos „sos” para sazonar un plato); „bandera” que ondea solo en barcos (porque en otros lugares lo que está ondeando es la „flaga”). Y la „tortilla” (que pronunciamos con las dos „l”) ni es francesa, ni es española, sino mexicana.

También debemos recordar que estudiamos („studiujemy”) solo en la universidad. En la escuela „uczymy się”. „Ćwiczymy” yoga, no la practicamos (la palabra „praktykujemy” está reservada sobre todo para alguien que tiene su propio despacho de abogados o consultorio médico y luego ejerce – „praktykuje” – la abogacía o la medicina ). A veces lo que cambia no es el significado, sino el registro de la palabra y el contexto en el cual se la suele usar. Preferimos („preferujemy”) por ejemplo la literatura escandinava a la ibérica. La chuleta de cerdo en un restaurante „wolimy”. Todas estas palabras, aunque no son estrictamente de origen español, pueden confundir un poco a los hispanohablantes.

Y por último, pero no menos importante, cuando un polaco se despide con las palabras “hasta la vista, baby“, no quiere hacer alarde de sus conocimientos de español, sino citar las famosas palabras de la pelicula Terminator 2. Sayonara, baby no le sonará absolutamente de nada.