A veces puede parecer que el idioma español y el idioma polaco no tienen nada en común: una escritura extraña, las palabras más simples que se asemejan a trabalenguas, una gramática incomprensible… Sin embargo, una mirada es suficiente para encontrar sonidos o palabras familiares. Y si investigamos más, resulta que tenemos mucho más en común de lo que imaginamos.
Este es el caso del adjetivo “bezpieczny” (seguro).
La palabra “bezpieczny” en polaco se conoce desde el siglo XV. Viene de la expresión “sin atención, sin cuidado, sin vigilancia” (“bez” – privado, “piecza” – vigilancia, cuidado). Por tanto, el significado actual de esta palabra puede resultar sorprendente: algo que se deja desatendido no es seguro en absoluto, por el contrario, está expuesto a muchos peligros. Inicialmente, la palabra se usó para denotar a alguien despreocupado, de ahí que se desarrolló el significado de descuidado, imprudente y valiente. Sin embargo, su connotación se expandió gradualmente y en el siglo XVII llegó a significar no amenazado y no amenazante. Como resultado de este proceso, el adjetivo “bezpieczny” empezó a usarse para describir a una cosa/una persona a salvo del peligro, es decir, a la que se puede dejar desatendida.
Respecto a la etimología de esta palabra, lo más probable es que se haya tomado prestada del checo: “bezpečný”. Y aquí la cosa se pone interesante, porque los checos crearon esta palabra siguiendo el modelo del latín “securus” (“se” – privado, “cura” – vigilancia, cuidado). ¿Suena familiar? Debería. La palabra latina tuvo éxito no solo en las lenguas eslavas (ucraniano: безпечний, eslovaco: bezpečný) o germánicas (alemán: sicher, danés: sikker), sino, obviamente, también en las lenguas romances (italiano: securo , francés: sécurisé) y naturalmente español: seguro.
Creedme, hay muchas palabras similares en polaco que, aunque pueden parecer a años luz del español, de hecho, tienen muchísimo en común.