CZEŚĆ! (3)

Muchas personas que estudian polaco como lengua extranjera lo hacen porque tienen algunas relaciones familiares con Polonia. Y las relaciones familiares, como bien se sabe, pueden ser complicadas incluso sin diferencias de idioma.

Es por ello que hoy presentamos una pequeña guía lingüística de la familia polaca.

Comencemos con la primera palabra de casi todos los niños: “mama” – mamá. Se creó por la duplicación de la sílaba más simple “ma-“. Del mismo modo y, no solo en polaco, sucedió con otras palabras que indican parentesco (“tata” – papá, “baba” – abuela, “ciocia” – tía).
La madre polaca – “matka” es una palabra que se remonta al proto-eslavo, derivada del núcleo mati*. Curiosamente, es un diminutivo (en polaco agregamos “-ka” para indicar algo pequeño y agradable). Sin embargo, los polacos ya no lo perciben así. Por el contrario, en la forma “moja matka” – mi madre, encuentran distancia, algo desagradable o falta de respeto. La palabra “matka” se ha vuelto apropiada para el lenguaje religioso o burocrático, de formularios y encuestas. Llama la atención el hecho de que los polacos prefieran utilizar la palabra “mama” (y no “matka”) refiriéndose a las madres de otras personas, también de personas públicas. Es como si se necesitara transmitir de esta manera cierto cariño hacia todas las madres, incluso si no es nuestra propia mamá.

Lo mismo ocurrió con la palabra “ojciec” – padre (del antiguo nucleo ot*) que para un uso diario lo sustituimos por un infantil “tata”. Debido a que tanto “mama” como “tata” se emplean en un contexto neutral, para mostrarles afecto usamos diminutivos aún más cariñosos: “tatuś” y “mamusia”, “tatunio” y “mamunia” o “tatulek” y “mamulka”.

Hay muchos más diminutivos en el diccionario familiar: una hermana – “siostra” se convierte en “siostrzyczka” y un hermano – “brat” en “braciszek”. A la abuela – “babka” le llamamos “babcia” y al abuelo – “dziadek” muy cariñosamente: “dziadziuś”. Tanto “babka” como “dziadek” son por su parte diminutivos de “baba” y “dziad” – las palabras que, una vez neutrales, hoy en día significan respectivamente: una mujer vieja y gruñona y un hombre viejo y descuidado.

Hablando de hombres y mujeres gruñones, vale la pena recordar que en la tradición polaca, a nuestros suegros – al contrario de los estereotipos dañinos – nos dirigimos llamándoles mamá y papá.
El marido de la hermana o el hermano del cónyuge (cuñado en español) en polaco es “szwagier“, la “szwagierka” siendo la esposa del hermano o la hermana del cónyuge. Sin embargo, la esposa del hermano es “bratowa”.
Y si de verdad creen que esto es complicado, no podrían vivir en Polonia en los tiempos de la nobleza, donde los nombres de parentesco eran aún más intricados, debido a las cuestiones de la herencia. Las propiedades y el título noble descendían por la línea masculina de la familia. Por lo tanto, tenía que haber divisiones claras entre los familiares de la madre y los del padre. De ahí palabras como “stryj” – hermano del padre y “stryjenka” – su esposa. El “wujek” comúnmente usado hoy en día fue una vez solo el hermano de la madre y “ciotka” era solo la hermana del padre. Las cosas se complicaban aún más con los hermanos de los cónyuges y sus hijos, pero estas palabras ya suenan tan extrañas, incluso para los polacos, que es mejor terminar esta revisión aquí.