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Españolski

Quizás sea un poco inesperado que un blog sobre el aprendizaje de polaco para hispanohablantes se ocupe de las palabras… españolas. No obstante, ¡aquí las tenéis!

Cuando una persona de habla hispana visita Polonia, ciertos usos de palabras en español pueden sorprenderle. Merece la pena tener en cuenta qué es lo que de verdad piensan los polacos cuando piensan que hablan español ;).

Fiesta, sjesta y maniana

El hábito de echarse una siesta (o „sjesta” en polaco) después del almuerzo no está tan extendido en Polonia (al menos en el grupo de edad de más de 6 años). A veces nos gusta hacer un descanso en un sillón, tomando algo que llamamos „drzemka”, pero el mundo de alrededor no suele pararse por ello. En la mente de los polacos, el fenomeno de „siesta” se asocia con “hacer mañana” (escritura original: „robić manianę”), que en los diccionarios de jerga se conoce como “ejecutar la tarea sin cuidado” o “hacer locuras”. Si se combina esto con el constante festejeo, que creemos caracteriza a los españoles, no es de extrañar que en el lenguaje familiar encontremos el dicho: “życie jak w Madrycie” (la vida como en Madrid). Significa “una vida próspera y sin preocupaciones” (- Widziałeś, Marek kupił sobie nowy samochód! – Ten to ma życie jak w Madrycie.” – ¡Viste, Marcos se compró un coche nuevo! – Este sí que vive la vida como en Madrid).

Un significado peyorativo tiene la palabra “maczo“, prestada claramente del español. Sin embargo, no conlleva ningún elemento verdaderamente condenable, relacionado con el chovinismo, machismo o la violencia doméstica. Al llamar a alguien “maczo“, más bien ridiculizamos su soberbia o excesiva familiaridad con las mujeres, al tiempo que destacamos la evidente falta de predisposición en este ámbito. („Patrz, jaki maczo!”, ¡Mira qué chulito es!).

Otras palabras que pueden sorprender a un hispanohablante son, por ejemplo: „parasol”, que se despliega en Polonia durante la lluvia (paraguas); „salsa”, solo en sentido de baile (agregaremos „sos” para sazonar un plato); „bandera” que ondea solo en barcos (porque en otros lugares lo que está ondeando es la „flaga”). Y la „tortilla” (que pronunciamos con las dos „l”) ni es francesa, ni es española, sino mexicana.

También debemos recordar que estudiamos („studiujemy”) solo en la universidad. En la escuela „uczymy się”. „Ćwiczymy” yoga, no la practicamos (la palabra „praktykujemy” está reservada sobre todo para alguien que tiene su propio despacho de abogados o consultorio médico y luego ejerce – „praktykuje” – la abogacía o la medicina ). A veces lo que cambia no es el significado, sino el registro de la palabra y el contexto en el cual se la suele usar. Preferimos („preferujemy”) por ejemplo la literatura escandinava a la ibérica. La chuleta de cerdo en un restaurante „wolimy”. Todas estas palabras, aunque no son estrictamente de origen español, pueden confundir un poco a los hispanohablantes.

Y por último, pero no menos importante, cuando un polaco se despide con las palabras “hasta la vista, baby“, no quiere hacer alarde de sus conocimientos de español, sino citar las famosas palabras de la pelicula Terminator 2. Sayonara, baby no le sonará absolutamente de nada.

Ciudades – Kraków

En la anterior entrada sobre Varsovia, señalamos que las leyendas asociadas con el nombre de aquella ciudad, no tienen nada que ver con la versión de lingüistas e historiadores. Warszawa (en realidad, Warszewa) significa esencialmente “la propiedad de Warszew“. Simplemente y sin nada que añadir. Aunque la historia sobre el amor de un pescador y una sirena atrae a más de un corazón sentimental. Y hablando de eso, probablemente no haya en Polonia ciudad más sentimental que Cracovia. Ciertamente, también en este caso el nombre de la ciudad proviene de su gobernante, el legendario príncipe Krak. El mismo cuyos hijos (o el zapatero que contrató, no discutiremos aquí sobre este detalle) derrotaron al monstruoso dragón, y cuya hija prefirió ahogarse en el río Vístula antes de casarse con un hombre que no amaba. ¿Cierto?

Lamentablemente, no.

CRACOVIA SIN SOLUCIÓN

Si nos decidimos a profundizar el tema, buscando indicios en los diccionarios etimológicos, notaremos que casi todos los expertos tienen su propia idea al respecto.

Existe una hipótesis A sobre el gobernante eslavo Krak, basada en la premisa de que los nombres de las ciudades a menudo provienen de los nombres de sus fundadores (como en el caso de Varsovia, pero también de Poznań, Wrocław y muchos otros).

El autor del “Diccionario Etimológico” del 1927, Aleksander Brückner, está de acuerdo en que el nombre proviene de un “krak”, pero escrito en minúscula, que es una versión antigua del contemporáneo “kruk”, es decir cuervo. Un cuervo grazna en muchos idiomas de manera similar, incluso en español, y este sonido (crac, crac) sirvió como base de muchos otros nombres propios, especialmente entre los eslavos occidentales.

Los lingüistas más contemporáneos presentan otras teorías, en referencia a las características físicas del mismo lugar. Un conocido promotor de la lengua polaca, el profesor Jan Miodek, señala que originalmente el centro del asentamiento estaba ubicado alrededor de la colina Wawel (donde, hoy en día, podemos visitar la catedral y el castillo real). Estas áreas, cercanas a la curva del Vístula, eran fangosas y cubiertas de arbustos. Es justo la palabra polaca “krzak” (el arbusto) la que, según el profesor Miodek, dío comienzo al nombre de la ciudad.

A su vez, el historiador y profesor eslavista, Jerzy Nalepa, sugiere que el Vístula sí jugó un papel importante en toda la historia, pero por otra razón. Según él, “krak” significa nada más y nada menos que “una rama del río” y Kraków – ciudad a su orilla. Ciudades con nombres similares se encuentran en el este de Alemania y Austria, en las ciudades una vez habitadas por los eslavos: por ejemplo, Cracau, el distrito de la orilla derecha de Magdeburgo, Krackow, a pocos kilómetros de la frontera polaco-alemana, al suroeste de Szczecin, Krakow am See, al sur de Rostock etc.

A estas teorías podemos agregar otras voces que indican, que antes de convertirse en una ciudad, Cracovia era un cementerio donde los eslavos realizaban entierros rituales. El nombre entonces vendría de la raíz “rak” y no “krak”. (N.B. Uno de los cementerios más importantes de Cracovia se llama Rakowice). Al núcleo se agregó un sufijo “k-“, que ahora entendemos como “en”, y así de repente nos encontramos “en el cementerio”.

Como estas discusiones, como siempre, son puramente académicas, solo nos queda esperar a las siguientes ideas interesantes de los expertos historiadores y lingüistas. Porque, a pesar de su irresolución, siempre nos ayudan a curiosear brevemente en el fascinante mundo de nuestros antepasados.

La autora de este artículo se esforzó mucho para que no fuera inmediatamente evidente que ella misma es una orgullosa cracoviana. Y casi tuvo éxito. Sin embargo, no puede dejar de señalar aquí, que el nombre completo de su ciudad natal es, de hecho: Real Ciudad Capital de Cracovia y que es la única ciudad en Polonia con derecho a usar el emblema de Polonia en su escudo de armas. ¡Ahí lo dejamos!

Ciudades – Warszawa

Otra vez empieza el verano y Polonia es un gran destino para las vacaciones. Variada, con maravillas naturales y hermosas ciudades. En cada una de ellas a los turistas les esperan numerosas atracciones y leyendas que hablan de sus orígenes y también de sus nombres. Unas más ciertas que otras…

Hoy, os presentamos la primera parte de la guía lingüística de las ciudades polacas. ¡Bienvenidos!

VARSOVIA CON UN ERROR

Érase una vez un pobre pescador Wars. Con su esposa Sawa vivían en una pequeña cabaña a la orilla del río Vístula. Un día, no muy lejos de allí, se organizó una cacería durante la cual el príncipe Ziemomysł, el señor de los bienes circundantes, se perdió en el bosque. Después de mucho tiempo vagando sin tener la menor idea de dónde estaba, cansado y hambriento, Ziemomysł llegó al río Vístula y a la cabaña del pescador. Wars y Sawa acogieron a un desconocido. Por la mañana, el príncipe agradecido dijo: “¡Oh, buena gente! No habéis dudado en llevar a un extraño debajo de vuestro techo y lo habéis salvado del hambre, del frío y tal vez incluso de los animales salvajes. Es por eso que estas tierras serán por siempre vuestras, para que vuestra bondad no sea olvidada.

Esta es solo una de las leyendas que intentan explicarnos el origen del nombre Warszawa. Otra informa de que Wars y Sawa eran los hijos gemelos de los pobres pescadores. Según otra, Sawa era una sirena que por su amor hacía Wars renunció a su vida bajo el mar…  Hay una constante que conecta a las distintas versiones – todas afirman que el nombre de la ciudad es una combinación de los nombres de sus protagonistas.

Lamentamos tener que desmentir esta creencia popular. La verdad es mucho más prosaica. Warszawa proviene del nombre muy aburrido y muy popular en la Edad Media: Warcisław y, para ser preciso, de su diminutivo Warsz. En los documentos del siglo XIV se pueden encontrar los nombres Warseuiensis, Varschewia, y en el siglo XV aparece Warschouia, seguido de Warszewa, que significa, ni más ni menos, “la propiedad de Warsz”.

¿Por qué finalmente se cambió el nombre de Warszewa a Warszawa? Esto se debió a que en la región de Mazovia, en muchas palabras, en lugar del sonido /a/ se pronunciaba el /e/, por ejemplo: “jegoda” en lugar de jagoda, “rek” en lugar de “rak”, “wiedro” en lugar de “wiadro”.  Warszewa parecía ser una de estas formas dialectales, es decir poco elegante, es decir no digna de la capital del nuestro país. Por lo tanto, se reemplazó por supuestamente correcta, pero absolutamente errónea desde el punto de vista lingüístico: Warszawa.

Por favor, perdón y gracias

CZEŚĆ! (2)

Buenos días niños y niñas :) ¿Os acordáis de las tres palabras mágicas? Hoy vamos a ver cómo suenan en polaco y qué dificultades ocultan. Va a ser muy interesante.

Przepraszam. Perdón.

La que parece ser la palabra más difícil de pronunciar. Inmediatamente después de Szczebrzeszyn. En polaco, los primeros ejemplos de su uso provienen del siglo XIV, pero no se convirtió en la forma de pedir perdón comúnmente usada hasta el siglo XVII. Anteriormente utilizábamos dos palabras: “przepraszam” y “wybacz” que tenían dos funciones distintas. “Przepraszam” solo se refería a hechos pasados, mientras que “wybacz” también hacía referencia a hechos futuros. Por ejemplo, en el siglo XVI, los verdugos dirigían la palabra “wybacz” a sus víctimas justo antes de la ejecución. Hoy en día esta distinción ya no existe.
Sin embargo, hay que diferenciar las palabras “przepraszam” y “przykro mi“. “Przepraszam” es una confesión. Se usa cuando alguien se siente culpable por algo. “Przykro mi“, en cambio, no significa necesariamente que quién lo dice tenga la culpa. Comparad estas dos frases:
– “Przepraszam za spóźnienie. Zaspałem.” (Siento llegar tarde. Me quedé dormido.)
– “Przykro mi, że źle się dzisiaj czujesz”. (Siento que hoy te encuentres mal.)

Dziękuję. Gracias.

Al igual que “przepraszam” (y “proszę”), desde el punto de vista gramatical, “dziękuję” es un verbo en primera persona del singular. Yo “przepraszam” (pido perdón) y yo “dziękuję” (doy las gracias). Se puede por lo tanto conjugar como cualquier otro verbo: tú “dziękujesz”, él „dziękuje”, etc.
¡Ojo! Hay dos formas de este verbo: yo “dziękuję” y él/ella/ello “dziękuje” que sí se escriben de manera diferente pero suenan igual. Esto pasa porque en todas las palabras que terminan con la /ę/ nasal, al pronunciarlas, la nasalidad se pierde por completo*.
Además del “dziękuję”, en el discurso coloquial, escucharemos también su versión abreviada “dzięki” o, basada en la palabra inglesa “thanks”, “dzięks”.

Proszę. Por favor.

Es probablemente la más complicada de las tres “palabras mágicas” ya que no significa simplemente una solicitud. Se puede usar en distintos contextos.
Seguida por genitivo puede servir para llamar la atención de alguien:
– “Proszę pana! Wypadł panu portfel!” (¡Señor! ¡Se le cayó el monedero!)
– „Proszę pani, czy możemy otworzyć okno?” (¡Señora!, ¿podemos abrir la ventana?).
Puede introducir una orden más formal:
– „Proszę stąd wyjść.” (Por favor, váyase de aquí! en lugar de “Wyjdź stąd!” – ¡Vete de aquí!)
Puede ser la confirmación de una solicitud:
– “Podaj mi sól.” – “Proszę.” – “Dziękuję.” (– Pásame la sal. – Aquí la tienes. – Gracias.)
o un énfasis de que estamos ofreciendo algo a alguien:
– “Proszę, to dla ciebie.” (Toma, es para ti.)
Se puede convertir en una solicitud para aclarar o repetir algo:
– “Proszę? Przepraszam, nie dosłyszałem.” (¿Cómo? Lo siento, no te he oído.)
o en una invitación:
– “Proszę, niech pan wejdzie.” (Adelante, pase.)
También lo podemos usar para expresar asombro:
– “O proszę, a jednak przyszedłeś!” (¡Ah vaya, al final has venido!)
o cuando acaba de suceder algo que hemos previsto:
– “No proszę, mówiłem, że się spóźni” (Mira que dije que llegaría tarde).

“No proszę”, ya os dije que sería interesante :)

 

*Pronunciarlas como nasales es un error llamado en lingüística ultracorrección.

En familia

CZEŚĆ! (3)

Muchas personas que estudian polaco como lengua extranjera lo hacen porque tienen algunas relaciones familiares con Polonia. Y las relaciones familiares, como bien se sabe, pueden ser complicadas incluso sin diferencias de idioma.

Es por ello que hoy presentamos una pequeña guía lingüística de la familia polaca.

Comencemos con la primera palabra de casi todos los niños: “mama” – mamá. Se creó por la duplicación de la sílaba más simple “ma-“. Del mismo modo y, no solo en polaco, sucedió con otras palabras que indican parentesco (“tata” – papá, “baba” – abuela, “ciocia” – tía).
La madre polaca – “matka” es una palabra que se remonta al proto-eslavo, derivada del núcleo mati*. Curiosamente, es un diminutivo (en polaco agregamos “-ka” para indicar algo pequeño y agradable). Sin embargo, los polacos ya no lo perciben así. Por el contrario, en la forma “moja matka” – mi madre, encuentran distancia, algo desagradable o falta de respeto. La palabra “matka” se ha vuelto apropiada para el lenguaje religioso o burocrático, de formularios y encuestas. Llama la atención el hecho de que los polacos prefieran utilizar la palabra “mama” (y no “matka”) refiriéndose a las madres de otras personas, también de personas públicas. Es como si se necesitara transmitir de esta manera cierto cariño hacia todas las madres, incluso si no es nuestra propia mamá.

Lo mismo ocurrió con la palabra “ojciec” – padre (del antiguo nucleo ot*) que para un uso diario lo sustituimos por un infantil “tata”. Debido a que tanto “mama” como “tata” se emplean en un contexto neutral, para mostrarles afecto usamos diminutivos aún más cariñosos: “tatuś” y “mamusia”, “tatunio” y “mamunia” o “tatulek” y “mamulka”.

Hay muchos más diminutivos en el diccionario familiar: una hermana – “siostra” se convierte en “siostrzyczka” y un hermano – “brat” en “braciszek”. A la abuela – “babka” le llamamos “babcia” y al abuelo – “dziadek” muy cariñosamente: “dziadziuś”. Tanto “babka” como “dziadek” son por su parte diminutivos de “baba” y “dziad” – las palabras que, una vez neutrales, hoy en día significan respectivamente: una mujer vieja y gruñona y un hombre viejo y descuidado.

Hablando de hombres y mujeres gruñones, vale la pena recordar que en la tradición polaca, a nuestros suegros – al contrario de los estereotipos dañinos – nos dirigimos llamándoles mamá y papá.
El marido de la hermana o el hermano del cónyuge (cuñado en español) en polaco es “szwagier“, la “szwagierka” siendo la esposa del hermano o la hermana del cónyuge. Sin embargo, la esposa del hermano es “bratowa”.
Y si de verdad creen que esto es complicado, no podrían vivir en Polonia en los tiempos de la nobleza, donde los nombres de parentesco eran aún más intricados, debido a las cuestiones de la herencia. Las propiedades y el título noble descendían por la línea masculina de la familia. Por lo tanto, tenía que haber divisiones claras entre los familiares de la madre y los del padre. De ahí palabras como “stryj” – hermano del padre y “stryjenka” – su esposa. El “wujek” comúnmente usado hoy en día fue una vez solo el hermano de la madre y “ciotka” era solo la hermana del padre. Las cosas se complicaban aún más con los hermanos de los cónyuges y sus hijos, pero estas palabras ya suenan tan extrañas, incluso para los polacos, que es mejor terminar esta revisión aquí.

No o sea sí

CZEŚĆ! (2)

En un concurso por la palabra más engañosa en polaco, al menos para los no eslavos que lo estén aprendiendo, probablemente ganaría un pequeño y discreto “no”. Las personas que no están familiarizadas con esta palabra, pueden pensar que los polacos continuamente niegan, discrepan o incluso discuten. “No”, sin embargo, significa muchas cosas en polaco, pero nunca una negación.

“No” o sea “sí”

Sí. “No” puede actuar como una confirmación. Probablemente proviene del checo “ano”, aunque también podemos encontrar sus homólogos en otras lenguas eslavas. Es importante recordar que el “no” afirmativo es característico del lenguaje cotidiano y no debe aparecer en un discurso elegante o durante una conversación oficial.

A través del “no” no solo confirmamos, sino que también permitimos (“No dobrze, weź” – “Vale, toma”), instamos (“No chodź!” – “¡Venga, ven!”), o demoramos con la respuesta (“No co ci mogę powiedzieć?” – “Bueno … ¿qué te puedo decir?”).

Pero eso no es todo. Con un “no” podemos comenzar prácticamente cualquier declaración que se refiera directamente a la anterior (“- Co robimy? – No co chcesz” – “- ¿Que hacemos? – Lo que quieras”).
El “no” sirve perfectamente para hacer una pregunta. ¡Cada pregunta! (“No i co my teraz zrobimy?” – “¿Y ahora que vamos a hacer?”).
Podemos usarlo para comentar una situación inusual (“No czemu tak na mnie patrzysz?” – “¿Por qué me estas mirando de esa manera?”) o incluso vergonzosa (“No zaskoczyłeś mnie” – “Bueno, me sorprendiste”).

“No” también viene después del verbo, especialmente para mejorar su efecto: en órdenes (“Chodź no tu” – “Ven bien aquí”, insistencia (“Zrób no mi tę przysługę” – “Hazme este favor”) o amenazas (“Niech no się tylko tu pokaże!” – “¡Que se haga ver por aquí!”).

Aconsejamos a todos los estudiantes del polaco que se familiaricen con esta palabra corta pero muy útil.

No już!

Usted.

CZEŚĆ! (1)

A los hispanohablantes puede resultarles sorprendente el apego de los polacos a las formas de cortesía “pan” y “pani” (usted). Merece la pena mirar estas frases tan presentes en la conversación diaria, ya que están conectadas a una serie de complicadas normas lingüísticas y culturales.

Los comienzos de la palabra “pan” (usted) permanecen inciertos. Al principio así se refería a un funcionario, recaudador de impuestos, luego a un alcaide y finalmente a una persona noble. Con el tiempo, se convirtió en una referencia para todos los hombres de clases sociales superiores. A partil de él se crearon formas como “pani” aplicada a una mujer casada, “panna” en relación a una mujer soltera o “państwo”, para referirse a un grupo de hombres y mujeres, un matrimonio o bien a un país entero.

¿Cuándo usarlo?

Con “pan”/”pani” nos referimos a una persona desconocida, mayor o que se encuentre en una posición más alta en la jerarquía social o profesional. Lo requieren también situaciones más bien neutrales – así llamaremos a un dependiente de una tienda, al conductor del autobús, a un médico o incluso a un vecino de la misma urbanización. Su elección nos permite mantener un área de privacidad claramente definida, que los interlocutores no pueden trasgredir.

¿Cómo usarlo?

Desde un punto de vista gramatical, la forma “pani” / “pan” acompaña a la tercera persona del singular. La segunda persona también se usó en el pasado, en la actualidad, sin embargo, se la considera desdeñosa, incluso ofensiva. En plural, también usaremos la tercera persona, aunque en situaciones más libres y en declaraciones menos cuidadosas está permitido usar la segunda persona del verbo.

A lo largo de una conversación, no podemos nunca omitir las palabras “pani”/”pan”/”państwo”. A diferencia del castellano, usar solamente el verbo en tercera persona no es una forma educada, sino todo lo contrario: tal afirmación generalmente expresa desconsideración o incluso desprecio.

¡Pani Magdo!

Hay una tercera forma intermedia entre “usted” y “tu”, es decir, agregar el nombre del interlocutor a “pani”/”pan”, por ejemplo: “pani Magda” o “pan Mateusz”. Esta forma puede ser utilizada por ambos interlocutores o por una de las partes, es decir, por una persona que sea mayor o que se encuentre más arriba en la jerarquía social o profesional. Algunos lingüistas señalan que hoy en día esta forma aparece en contextos en los que no podría haber aparecido antes, por ejemplo, en un banco o durante una transacción comercial. Tiene la tarea de personalizar el contacto, calentando la atmósfera.

P.D. En la correspondencia oficial recuerde siempre escribir estas palabras con mayúscula.

¡Buenos días!

 

CZEŚĆ!

La entrada de hoy se refiere a las primeras palabras que pronuncian los polacos todos los días.

Los rusos tienen “dobryj dień”, los alemanes “guten Tag”, los italianos “buon giorno”, los españoles “buenos días” y los polacos… día bueno – “dzień dobry”. No obstante, hasta finales del siglo XVII, “dobry dzień” (buen día) fue ampliamente hablado y escrito en Polonia. No sabemos exactamente la razón por la cual se dio el cambio en el orden de las palabras, que parece aún más extraña teniendo en cuenta que en la expresión buenas tardes (“dobry wieczór”) permaneció como antes.

La gente me pregunta a menudo: ¿desde qué hora y hasta qué hora usamos en Polonia “dobry wieczór”?

Y mi respuesta nunca es satisfactoria. Los polacos no tienen un horario estrictamente fijado a partir del cual se aplicaría este saludo. La tarde polaca – es decir: la hora entre el final del día y la noche, cuando gradualmente va oscureciendo – varía en llegar e irse, dependiendo de la estación del año. En invierno comienza antes de las 16.00, en verano alrededor de las 22.00 todavía hay un poco de luz. El uso de “dobry wieczór” es entonces muy subjetivo. Por lo tanto, en caso de duda, mejor evitarlo y decir “dzień dobry”, que a diferencia del español, se puede usar como saludo a cualquier hora del día o de la noche. Las diferencias no terminan aquí. Los hispanohablantes deben recordar que es un error saludar con la fórmula de buenas noches (“dobranoc”), que en polaco sirve solo para despedirse. Además, usamos esta palabra cuando estamos casi seguros de que nuestro interlocutor realmente se va a dormir. La fórmula universal de decir adiós, independientemente de la hora del día, es “do widzenia” (hasta la vista).

Las expresiones mencionadas anteriormente son todas bastante oficiales.

La fórmula no oficial más común para saludar y despedirse es definitivamente “cześć” (hola), que es sinónimo de las palabras honor o respeto. Para rendir homenaje a nuestro interlocutor sirven también otras palabras – antes muy populares, cada vez menos usadas – “czołem” (frente), que es una abreviatura de la frase “inclinar la frente antes de alguien” o todavía más arcaico “serwus” (del latino “servidor”). Muy popular y más moderna es la abreviatura de la pregunta ¿cómo estás? (“jak się masz?”). Inicialmente funcionaba como “siemasz”. En su forma actual “siema” (y sus derivados “siemka”, “siemano”) fue popularizada por Jerzy Owsiak, director de la Gran Orquesta de Caridad Navideña, quien así saludaba a la audiencia en sus programas televisivos.

En la jerga juvenil podemos escuchar muchas palabras polaco-inglesas, como “joł”, “heja”, o muy popular recientemente “elo”, que también tiene varias versiones (como “elson”, “elton”). Su derivado “elowina” ocupó el tercer lugar en la votación para la palabra juvenil más popular del año 2019.

Para decir adiós, también podemos elegir entre expresiones como “nara” (abreviada hasta pronto, en polaco “na razie”), “trzymka” (cuídate, “trzymaj się”) o un “pa, pa” que suena tan familiar a los hispanohablantes. Y al igual que el papá español es una simplificación típica del diccionario infantil. Las madres polacas, despidiéndose de sus niños antes de acostarles, les decían: ahora a dormir (“to teraz spać”) que se convirtió en lo que generalmente se usa hoy en día:

No to pa, pa!

¿Cómo te llamas?

Diseño sin título (1)

Aunque hoy no podemos imaginar la vida sin uno, los apellidos, como los entendemos ahora, no aparecieron en Polonia hasta el siglo XIX.

Durante muchos años, los eslavos que vivían en el área de la Polonia actual se las arreglaron usando solo sus nombres. Sin embargo cuando, en la Edad Media, el país comenzó a crecer, y sus habitantes cayeron inexorablemente en los modos de la burocracia incipiente, la identificación más precisa de una persona se convirtió en una necesidad. Se empezaron a añadir otros elementos marcando logros individuales, rasgos físicos o de carácter. Basta con mencionar a los primeros gobernantes polacos, como Boleslao el Bravo, Casimiro el Grande o Vladislao el Codito (llamado así debido a su escasa estatura). Estos apodos no fueron heredados, ni proporcionaron información sobre el parentesco. Sin embargo, se convirtieron en la primera fuente probable de apellidos modernos. Otra forma común de identificación era agregar a su propio nombre el nombre del padre, de modo que el hijo de Piotr se convirtió en Piotrowicz y el hijo de Szymon en Szymański.

¿Qué podemos aprender sobre los ancestros de los polacos al observar sus apellidos?

En muchos casos, su profesión u ocupación (Kowal – Herrero), características físicas, lugar de residencia o nacimiento. Pero hay también apellidos derivados de objetos cotidianos, plantas o animales. Sucede así porque los apodos a menudo no solo servían para distinguir a una persona, sino que podían ser un comentario sobre su físico, comportamiento o algún rasgo de carácter. Por lo tanto, el individuo con un cuerpo grande y al mismo tiempo muy fuerte se llamaba Byk (Toro), Niedźwiedź (Oso) o Zwierz (Animal).

Curiosamente, en el pasado se usaban diversas formas de apellidos de mujeres e hijas, ligeramente diferentes de los nombres de sus esposos o padres. La esposa de Nowak se llamaba Nowakowa, su hija Nowakówna. La esposa de Skarga se llamaba Skarżyna y su hija Skarżanka. En la actualidad, no se considera que dichas formas sean el apellido propio y los documentos legales siempre incluyen el apellido en su forma inalterada. Las excepciones siguen siendo los apellidos que terminan en: -dzki, -cki, -ski que en forma femenina se convierten en –dzka, -cka y -ska. Por ejemplo la esposa o hija de Lewandowski se llama Lewandowska. Vale la pena recordar esta característica, porque es el caso de hasta el 35% de todos los apellidos polacos.

El sufijo -ski es característico de los apellidos tradicionalmente asociados con el lugar de residencia o nacimiento. Con el tiempo, comenzó a añadirse a otras bases, principalmente para enfatizar la nobleza del apellido y, por lo tanto, del portador. En los siglos pasados tales apellidos fueron socialmente considerados “mejores”.

¿Y hoy?

El apellido más común es Nowak (“nuevo”, “recién llegado”), seguido por Kowalski (“proveniente de Kowale”) y Wiśniewski (“proveniente de Wiśniewa”). Por lo general, se toma el apellido del padre, mientras que la mujer al casarse suele tomar el apellido del esposo (aunque la ley polaca también permite que sea al revés). Hoy en día muchas mujeres mantienen sus apellidos, especialmente aquellas que bajo su apellido de soltera tienen logros profesionales, científicos o artísticos. Cada vez más, los cónyuges toman apellidos dobles.

 

 

Habla Polaco capítulo 1

Primer capítulo del curso Habla Polaco preparado por el Instituto Polaco de Cultura en Madrid en colaboración con Babel Studio. El curso ha sido desarrollado pensando específicamente en las necesidades de los alumnos hispanohablantes, considerando sus potenciales dudas y dificultades. Aunque, por otra parte, ¿no suelen exagerarse estas dificultades? El polaco usa el alfabeto latino, al igual que el español, y ambas lenguas comparten un vocabulario mucho más amplio de lo que se cree popularmente. No pierdas más tiempo. ¡El polaco te espera!